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8 feb 2023
Energía
Un nuevo modelo de transformación urbana hacia ciudades energéticamente eficientes y flexibles
¿Qué es un distrito de energía positiva (PED, positive energy district)?
Por expresarlo sencillamente con una sola frase, un distrito de energía positiva es un trozo de ciudad dentro del cual se produce más energía que la que se consume. La actual definición de referencia de lo que es un PED es, obviamente, más completa e integra el balance energético, los límites del sistema, los tipos de tecnologías que incluye y el objetivo final de ser sostenibles social, económica y medioambientalmente.
Los PED son áreas urbanas o grupos conectados de edificios, energéticamente flexibles y eficientes, que tienen una emisión neta cero de gases con efecto invernadero y gestionan activamente un exceso de producción anual local o regional de energía renovable. Requieren la integración de distintos sistemas e infraestructuras y la interacción entre los edificios, los usuarios y los sistemas regionales de energía, movilidad y TIC, asegurando el suministro energético y una buena vida para todos en cuanto a la sostenibilidad social, económica y medioambiental. (JPI Urban Europe; SET Plan Action 3.2, 2020).
La dimensión energética está en el corazón de este concepto, entendiendo que la energía es el eje vertebrador de la transformación urbana en todos sus aspectos. Esta dimensión energética se compone de tres funciones: eficiencia, flexibilidad y producción. La visión integradora de los PED debe permitir a las ciudades sacar el mayor partido a cada una de dichas funciones, asegurando un equilibrio entre las tres.
En segundo lugar debemos destacar la cuestión del borde. En los PED se establece un sistema con un dentro y un fuera. Según las definiciones más estrictas de PED, los flujos deben ocurrir en el interior del sistema, excepto por la inyección de excedente energético a la red general y, ocasionalmente, recibir energía. Dicha definición ha entrado prontamente en crisis al identificarse impactos que exceden los límites del sistema (como por ejemplo los sociales) y la necesidad de incorporar producción energética fuera de los núcleos urbanos (huertos solares en los límites de la ciudad). No obstante, se mantiene la ambición de limitar las interacciones lo máximo posible dentro del sistema a fin de realizar un control exhaustivo de los flujos energéticos y de recursos.
Por otro lado, y aunque no hay una definición precisa del tamaño, los PED sí presentan una cierta escala, del orden de tamaño de un barrio con al menos varios cientos de viviendas e incluyendo una variedad de usos que pueden generar sinergias. Esta escala surge de la idea de actuar sobre una unidad funcional de la ciudad a nivel urbano y, concretamente, social. De este último foco surge la definición de barrio de energía positiva (PEN, por sus siglas en inglés) que surge de integrar a la vecindad como parte central del PED.
Finalmente, las tecnologías incorporadas al sistema dependen del contexto local en el que se implanta el PED. Entre otros, se consideran factores como energéticos y ambientales la movilidad, la gobernanza y sociales (MAKING-CITY, 2019) en los que resultan determinantes la climatología, la forma urbana, el planeamiento urbano, las redes energéticas existentes, el reparto competencial y las características socioeconómicas de los ciudadanos.
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