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25 mar 2024
El Ingeniero de caminos, canales y puertos Manuel Melis (Zaragoza, 1944) falleció el pasado 22 de marzo.
Dirigió el proyecto y la construcción de la ampliación del Metro de Madrid donde realizó 100 km de nuevos túneles y 100 nuevas estaciones. En 2003 dirigió la remodelación de la autovía de circunvalación M-30. Esta obra de soterramiento, con 66 km de túneles y una compleja red de colectores alrededor del río Manzanares, se concluyó en 2007. En 2003 fue nombrado catedrático de Ingeniería e Infraestructura de los Transportes en la UPM hasta su jubilación.
Semblanza, por Nacho García Arango:
Manuel Melis Maynar nació en Zaragoza en 1944 y murió en Madrid el pasado 22 de marzo. En ese Madrid del que formará siempre parte, pues con su obra la volvió a hacer ciudad al cerrar el abismo de la M-30 que separaba al Madrid rico y al pobre. Todos los madrileños al mirar al cielo desde el parque del Manzanares deberán recordarle al verle brillar como un lucero en el cielo.
Manolo fue un brillante, sagaz y sincero ingeniero de caminos, que hizo muchas obras, llevó a buen término muchas misiones y enseñó, no sólo técnica sino a pensar con libertad e independencia y a saber estar con entereza, a muchos ingenieros, pero, por encima de ello fue un hombre porque tenía dignidad, una cualidad moral esencial del ser humano, que le hizo vivir sin perderse nunca el respeto, tanto en el fracaso como en el triunfo. Por ello fue firme e insumiso con los poderosos, la prepotencia y los caprichos y a la vez cercano, comprensivo y hasta bromista con los humildes:
Fue un ser único que elevó nuestra profesión al máximo nivel por su inteligencia, intuición, valentía, visión y capacidad de trabajo. Sabía y decía que hoy que hacer las cosas como dios manda y que con ello no hay nada imposible: en consecuencia, abordó tareas casi imposibles. Por ello exigía respeto a su trabajo y siempre, no sólo no toleró sino que criticó activamente la injerencia de la política en el campo de las decisiones técnicas. Ello le llevó a duras batallas y fuertes polémicas frente a los que pretendían manipular el buen hacer por conveniencia política:
Era un admirable inconformista que nos dejó a sus compañeros una lección imperecedera: la de defender la profesionalidad frente a inconsecuencia y la conveniencia. Por ello le echó a la vida un coraje infrecuente, que hoy en día sería inimaginable, pero que es indispensable. Sintétizo su vida profesional al decir que terminó Ingeniero de Caminos en la Escuela de Madrid en 1968, obtuvo, en 1971 una maestría en ingeniería civil por la Universidad de Wisconsin y se doctoró en la UPM en 1983.
En paralelo empezó, ya de estudiante, a trabajar en el sector privado. En 1966, dentro de la empresa Cubiertas y Tejados S.A. en la que llegó, en 1987, a director gerente de la consultora del grupo (AEPO) a la que revitalizó. Decidió opositar a la Cátedra de Geotecnia en la Escuela de la Coruña. Por ello, salió de la compañía en 1993. Una vez incorporado a la escuela de ingenieros coruñesa obtuvo una plaza de profesor titular de geotecnia en 1995. En 2001 ganó una plaza de Catedrático de la materia en esa Escuela de La Coruña.
Ese mismo año pasó a la Comunidad de Madrid. Los ocho siguientes, hasta 2003, dirigió el proyecto y la construcción de la ampliación del Metro de Madrid, allí realizó de 100 km de nuevos túneles y 100 nuevas estaciones, entre ellos los 41 km del recorrido del Metrosur. Su acción significó un antes y un después en el significado del metro en la Comunidad de Madrid. En 1995 fue nombrado vicepresidente del Metro de Madrid, desde donde actúa en el diseño de los nuevos trenes y de las instalaciones electromecánicas del suburbano madrileño. En 1998 pasó a ser presidente de la compañía, cargo que abandonó en junio de 2009. Al ser elegido en 2003 Ruiz Gallardón alcalde de Madrid, marchó a trabajar con él. Allí, Melis se hizo cargo de la remodelación de la autovía de circunvalación M-30. Esta obra de soterramiento, que comprende 66 km de túneles y la realización de una compleja red de colectores alrededor del río Manzanares, se concluyó en 2007. Así hizo la Madrid Calle 30, que cambió el clima y las relaciones humanas de Madrid: recuerdo, con ternura, a las dos tuneladoras, Dulcinea y Tizona, que fueron construidas, de acuerdo con los requisitos técnicos y el hacer de Melis, que muchas veces se remangó en las fábricas de Alemania y Japón y que consiguió, que pidiesen perforar 15 metros de diámetro el cual los fabricantes consideraban imposible.
En diciembre de 2003 se publicó su nombramiento como catedrático de Ingeniería e Infraestructura de los Transportes en la UPM, donde seria hasta su jubilación, catedrático de ferrocarriles.
Públicos numerosos libros (15 que yo recuerde) e innumerables artículos.
Vuelvo del historial a la historia para decir que España necesita la ingeniería de Melis hecha por personas que por encima de las siempre coyunturales técnicas de cada momento, mantengan la libertad de pensamiento y la integración social. Gentes que, desde la observación, el conocimiento y el sentido común busquen algo diferente de lo conocido o heredado. Todo ello desde el buen juicio, persistencia y sentido común, así como tras ser conscientes de que por encima de la ciencia está el funcionar:
Gentes que como colectivo deben ser sabedores de que hacen una labor al servicio de la comunidad, lo cual es también la base de su prestigio social que es el único valor que tiene arrastre para erradicar las terroríficas consecuencias que, para la existencia de una democracia liberal, el incentivar el desencanto trae.
Manuel Melis fue, con su rica e indomable personalidad el Vinculero actual de don Agustín de Betancourt, pues el Cuerpo de Ingenieros de Caminos se creó con la idea de generar a unos profesionales técnicamente muy bien preparados, cultos, conocedores e integrados en su sociedad que, sobre todo, tuvieran mente flexible y que fueran valientes para afrontar los problemas de la vida, así como conscientes de su obligación en el mundo que era la de estar al servicio de todos y sobre todo (recuerdo al Evangelio tan amado, por Melis) de los más pequeñuelos.
Me imagino que Dios lo habrá recibido en el cielo con las palabras de Kipling: Alcanzaste el triunfo después de la derrota, y acogiste con igual calma esa doble mentira. Conservaste tu valor y tu cabeza tranquila, cuando otros a tu alrededor la perdían. Por eso los reyes, la suerte y la victoria, serán ya para siempre tus sumisos esclavos, y lo que vale más que la gloria y los reyes, Serás eternamente HOMBRE, hijo mío. Nacho García Arango.
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